martes, 2 de noviembre de 2010

La Batalla de Inglaterra

La lectura ayer de un artículo de Rosa Díez, en el diario El Mundo, en el que citaba a Neville Chamberlain, me ha hecho recordar que en estos momentos se cumplen setenta años de un acontecimiento que trasformó el mundo. La batalla de Inglaterra.

Puede sorprender este quiebro en la línea argumental del blog, pero la opinión de muchos de vosotros me ha hecho incluir un poco de historia en entre mis artículos.

El 11 de mayo de 1940 un sexagenario, que llevaba cuatro décadas ocupando altos cargos en el gobierno británico (ya en 1905 fue viceministro para las colonias, luego ministro de comercio, primer lord del almirantazgo, ministro de la guerra…), fue propuesto por el rey para el cargo de primer ministro, sustituyendo al mencionado Chamberlain (aquel que en septiembre de 1938, tras dejar tirada a Checoslovaquia, declaró que había conseguido “la paz de nuestro tiempo”). Dos días después, el 13 de mayo Winston Churchill pronunció uno de sus más famosos discursos en la Cámara de los Comunes. No prometió a su pueblo “brotes verdes”, ni le mintió diciendo que la victoria estaba cerca. Sólo dijo la verdad, sólo pudo prometer “sangre, sudor y lágrimas” “Blood, toil, tears and sweat”, en la traducción española de la famosa frase se ha eliminado la palabra esfuerzo… ¿por qué será? 



La situación de Europa


En esos momentos se estaba decidiendo el futuro de Europa. El mayor ejército del mundo, el francés, se colapsaría en sólo seis semanas ante el empuje de la Wermach. Holanda y Bélgica cayeron en unos días. Los aliados se retiraron de Noruega en Narvik, el único lugar donde fueron capaces de derrotar a los alemanes. El siguiente objetivo en el punto de mira de Adolf Hitler era Gran Bretaña, que “sólo” contaba con el apoyo de si Imperio.


Estados Unidos todavía no había entrado en guerra, aunque ya apoyaba a los ingleses con financiación y material de guerra de segunda mano. La Rusia de Josif Stalin era nominalmente aliado de Alemania y en esas semanas estaba devorando a los Países Bálticos, después de su fiasco en Finlandia, a la que no pudo derrotar. Solamente Gran Bretaña se mantenía en pie frente al III Reich, defendiendo los ideales de la democracia occidental. Y contra todo pronóstico, Gran Bretaña venció.

Esa victoria se puede explicar con razones tecnológicas: el uso del recién inventado radar, las cualidades técnicas de los cazas Spitfire y Hurricane británicos frente a las carencias de los bombarderos ligeros alemanes BF110 y Heinkel 111 o la falta de autonomía de los cazas Messersmith BF109 y su incorrecto uso por parte del estado mayor, que los empleó como escolta de los bombarderos y no en labores ofensivas, donde hubieran hecho mucho más daño a los ingleses.

Messersmith BF109

Churchill frente a Hitler


Pero la verdadera razón del éxito británico (y verdadero motivo que me ha impulsdo a escribir sobre ello) hay que buscarla en el enfrentamiento directo entre Adolf Hitler y Wiston Churchill. El primer ministro inglés fue mucho más listo que el hasta entonces invencible führer. Le golpeó donde más le dolía: en su orgullo. Cuando mayor era la presión sobre las fábricas y aeródromos británicos, cuando más estrangulados se encontraban los hombres de la RAF, Churchill ordenó bombardear Berlín el 25 de agosto. Un raid sin sentido estratégico. Hubiese parecido más lógico utilizar esos aviones en atacar a los barcos alemanes que esperaban al otro lado del Canal para poner en marcha la Operación León Marino, e invadir la isla. Pero el primer ministro quería provocar a su rival y Hitler mordió el anzuelo. La jugada costó la vida de miles de civiles, pero el objetivo se consiguió. En un discurso el 4 de septiembre de 1940 Hitler juró venganza y dijo que Londres sería borrado del mapa. Su orgullo marcaría el principio del fin de la Alemania Nazi.


Por primera vez en la historia, en una batalla crucial no hubo ni unidades terrestres ni navales. En la Batalla de Inglaterra solamente participaron aviones (si exceptuamos las piezas antiaéreas) y esos aviones fueron decisivos para evitar que Alemania ganase la Segunda Guerra Mundial.

Supermarine Spitfire

Nuevamente Churchill volvió a pronunciar una frase para la historia: “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, (Never in the field of human conflict was so much owed, by so many, to so few) en referencia a los jóvenes pilotos de la RAF que detuvieron a los nazis.

Nota 1: entre el 10 de julio y el 26 de octubre de 1940 fueron derribados 915 aparatos de la RAF, frente a 1.733 aviones de la Luftwaffe (según cifras propias de cada bando)

Nota 2: Wiston Churchill a Neville Chamberlain: "Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor, y además tendréis la guerra".

(“You were given the choice between war and dishonour... you chose dishonour and you will have war”) 

3 comentarios:

  1. Estas fechas de las que hablas me traen a la cabeza este cartel, que a mi me parece fantástico [y se que me salgo del tema, pero no pasa nada]

    http://juanandres.milleiro.com/keep-calm-and-carry-on/

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  2. Todavía no tengo muy claro como introducir en el blog imágenes (además de mediante un link).
    La tuya es muy buena. Hay muchos carteles de guerra que me encantan, tanto de la Primera Guerra Mundial, como de la Segunda y también de nuestra Guerra Civil.
    Recuerdo una vez que entré en Bolonia en una tienda que tenían carteles originales alucinantes de la II Guerra Mundial, lo malo es que a los pocos minutos me percaté que aquello era algo más que una simple tienda de antigüedades... era algo así como una tienda de merchandaising de la ultraderecha italiana... muy fuerte.
    Lógicamente no compré nada

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  3. Yo soy uno de los que secundan un poquito de historia en el blog. Me encanta!!

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