lunes, 25 de octubre de 2010

Un alcalde muy tonto (*)

Francisco Javier León de la Riva (PP) Alcalde de Valladolid


Hace unos días el alcalde de Valladolid por el Partido Popular, Javier León de la Riva, se le ocurrió una ingeniosa frase sobre la flamante ministra de Sanidad, Leire Pajín: “Cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo”.


Se lió parda.

Para echar más leña al fuego, algunos cineastas participantes en la SEMINCI boicotearon al alcalde no haciéndose la foto oficial con él, mientras la Ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, decidió directamente no ir al Festival (bonita manera de apoyar al cine español). Luego el inefable José Luis Rodríguez Zapatero salió en defensa de una de las más destacadas miembros de su clan, acusando de machista a León de la Riva y, por extensión, a todo el Partido Popular.


A veces pienso que seguimos anclados en la España de la pandereta. Es muy fácil desacreditar a Leire Pajín y no precisamente por su imagen o su estilismo (que aunque no comparto, ha mejorado notablemente en los últimos meses a costa del erario público). Alguien se ha preguntado qué formación tiene para asumir una cartera como la de Sanidad. Tiene alguna titulación académica afín, ha sido gerente de algún gran hospital, ha trabajado en la industria farmacéutica, ha sido investigadora... (¿o esto me suena mucho o ya me estoy repitiendo con mi primer artículo?)

Pero claro, para hacer estas reflexiones hay que pensar un poquito y como reza en el título, considero que el señor Javier León de la Riva es corto de entendederas, pues es mucho más fácil meterse con el aspecto físico de Pajín. Además, esto llega mejor a los holligans del electorado popular, que los hay. Esos que piensan que hay que ser de familia bien para dedicarse a la política o al menos parecerlo… y Pajín no lo parece ni de lejos. Pero si León de la Riva hiciese esa reflexión habría cientos de compañeros de partido ocupando consejerías y concejalías con el único currículo de los años de pertenencia al partido.

Como en el caso de Trinidad Jiménez, mucho me temo que José Luis Rodríguez Zapatero no se reunió con los prohombres de la sanidad de España para elegir a la persona más adecuada para el cargo de Ministro de Sanidad, aunque en defensa de Leire Pajín he de decir que en un ministerio carente de competencias como el de Sanidad (están transferidas a las autonomías) a lo mejor un chaval recién salido de la ESO podría hacerse cargo de él… aunque espero que Zapatero nunca lea esto, porque podría pensar lo buen titular que sería en la prensa internacional: “Para demostrar la eficacia del sistema educativo español, ZP nombra ministro a un joven de 18 recién salido de la ESO, convirtiéndose en el ministro más joven de Europa”


Pero hay otra reflexión. Como casi siempre se puede dar estopa a diestra y siniestra. Todavía no he visto a los que estaban manifestándose en Valladolid, o afines, pidiendo la dimisión de Alfonso Guerra, cuando llamó señorita Trini” a otra ministra (curiosamente entonces también de sanidad). ¿Es que el comentario de Guerra no fue machista? Cuándo aprenderán los del bunker, de diestra o siniestra, a utilizar la misma vara de medir para propios y extraños.


(*) http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=tonto
www.rae.es

viernes, 22 de octubre de 2010

Sobre alborotadores y malos estudiantes


Ayer tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de uno de los políticos españoles que más admiro: Rosa Díez. Al tratarse de un acto programado en una universidad, la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, y estar presidido por el Decano de dicha institución, lo que yo esperaba era un acto a medio camino entre político y académico.

Rosa Díez insultada en la Facultad de Políticas de la Complutense ante la pasividad del decano, Heriberto Cairo, sentado a su derecha

No me sorprendí cuando vi como unos alborotadores recibieron a Rosa con pitidos, insultos y banderas gallegas (¿?), me temo que el sambenito de su comentario sobre Rajoy le acompañará mucho tiempo. Mi sorpresa llegó cuando antes de empezar el acto unos sesenta u ochenta chavales impusieron su voluntad (con la aquiescencia del Decano). Leyeron, durante más de diez minutos, un manifiesto ante la perplejidad del resto de los asistentes, calculo otras doscientas personas que habíamos ido a escuchar la conferencia.


Malo es que estos estudiantes de políticas, insultaran a la diputado antes de escucharla, pero mucho peor fue que después de leer lo que tenían que leer, se marchasen sin oír la conferencia (mientras en su manifiesto hablaban de “democracia” y “libertad de expresión”). Malo por una cuestión de educación. Malo por su falta de tolerancia democrática. Y malo, malísimo, por una cuestión puramente académica. ¿Es que un estudiante de políticas no debería escuchar a cualquier político que vaya a su facultad? (se llame José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy o el mismísimo Hugo Chávez que viniese a retrasmitir uno de sus programas Alo Presidente). Como van a aprender de política sin escuchar directamente a las fuentes: los políticos. La verdad es que este tipo de gente que sólo escucha lo que quiere oír es, como mínimo, triste. Pero si encima son universitarios, lo que me dan son ganas de llorar.

Lo cierto es que los profesores de la Facultad tampoco dieron mucho ejemplo, sólo uno de los asistentes se identificó como tal, pero viendo al individuo que ellos han elegido como decano, no extraña. Alguien que es capaz de ceder al chantaje de unos pocos (una minoría en la sala), para conseguir, según él, apaciguar los ánimos. Vamos, un Neville Chaberlain cualquiera.

PD. La conferencia estuvo realmente bien. Trató sobre la regeneración democrática y después de la misma, Rosa dio la palabra al que quiso hacer uso de ella (hubiera sido un buen momento para leer manifiestos y expresas disensos). Cómo me gustaría poder decirle personalmente a José Luis Rodríguez Zapatero o a Mariano Rajoy lo que pienso de ellos, pero supongo que no se atreven a ir a la universidad y mucho menos a escuchar a un auditorio hostil.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Trinidad Jiménez: La mejor ministra de Asuntos Exteriores ¿o no?

La expresión “Crisis de Gobierno” nunca tuvo más sentido que hoy. Nuestro presidente de gobierno, el inefable José Luis Rodríguez Zapatero, ha decidido cambiar algunos ministros y como es habitual en un gobernante de su envergadura ha elegido a los mejores hombres y mujeres para ocupar cada uno de los ministerios vacantes.

Para no aburrir en mi primer artículo en este formato, sólo me voy a fijar en un nombre: Trinidad Jiménez.


El gran estadista la ha nombrado hoy Ministra de Asuntos Exteriores. Para tomar esa decisión seguro que ha valorado su formación en la Escuela Diplomática, su paso por diferentes embajadas y su experiencia de gestión. Lo malo es que la realidad desvela que no ha pasado por dicha escuela, aunque sí que ha estado en varias embajadas, pero como consorte, y su experiencia en Sanidad difícilmente parece aplicable a Exteriores. En defensa de la ministra hay que decir que fue Secretaria de Estado para Iberoamérica. Algo es algo.

Supongo que Zapatero tras poner en la balanza varios nombres y consultar con algunos de los hombres y mujeres con más experiencia en Relaciones Internacionales de España (seguro que esto también es ciencia ficción) se decidió por ella. Si esto fuera así, me quitaría el sombrero y descubriría mi calva ante un hombre que, ante todo, piensa en el bien de su país.


Pero me empieza a asaltar una duda… Si Trinidad Jiménez es la persona más adecuada para ocupar la cartera de Exteriores y Zapatero es el presidente que nos merecemos, un hombre que en todo momento piensa en lo mejor para su país: ¿Cómo puede ser que hace solamente tres semanas Trinidad Jiménez, fuese la mejor candidata del PSOE de Madrid para enfrentarse a Esperanza Aguirre en las próximas elecciones autonómicas?

Me temo que en esto, como en tantas otras cosas, nuestro presidente se piensa que somos tontos de capirote, que los españoles no tenemos memoria (y no me refiero a la histórica) y que puede hacer lo que le venga en gana, sin ninguna consecuencia. Su manera de pagar favores (la lealtad de Jiménez al enfrentarse a Tomás Gómez), nos está saliendo muy cara a los españoles que vemos como uno de los puestos más importantes en un gobierno se elige de esta manera.

Tomás Gómez, candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid en las elecciones de 2011

Y lo peor de todo es que quedan 16 meses para las próximas elecciones generales.