martes, 26 de abril de 2011

Las tres Españas

Toda mi vida llevo oyendo hablar de las dos Españas a políticos, intelectuales, historiadores, periodistas, poetas, ciudadanos de a pie… que han creído ver nuestro país dividido en dos partes.

Este cuadros de Goya ha contribuido, y mucho, a la imagen de las dos Españas


No me lo creo. Este es un análisis demasiado simple para ser cierto.

Hace unos días oí a Rosa Díez reivindicar la tercera España y creo que este es el momento de sacar este tema de la “nevera”, donde lo tenía guardado desde hacía unos meses.

Todo empezó en la Guerra de la Independencia. Un momento histórico del que deberíamos hacer una análisis más exhaustivo y mediante el cual se pueden explicar muchas cosas. Aquel fue el primer momento, en la edad contemporánea, en el que claramente se habló de dos Españas. Había habido antes otras guerras civiles, la más importante y cruenta la de Sucesión en 1700, pero la Guerra de la Independencia dividió a nuestro país en dos bandos claramente enfrentados y no sólo en el campo de batalla. Constitucionalistas frente a absolutistas, fernandinos contra afrancesados. Nadie como Goya ha expresado mejor la contienda fraticida que se produjo en nuestro país entre 1808 y 1814 y en la que murieron más españoles que en la Guerra Civil de 1936-1939. Pero lo que pasó, como en otras ocasiones, es que la realidad quedó ensombrecida por los vencedores. Para estos era más fácil meter en el mismo saco a todos sus enemigos como afrancesados, lo que además añadía en el propio término la acusación de traición a España. Pero la mayor parte de esos afrancesados, o mejor dicho liberales, en realidad detestaban tanto a Bonaparte como a Fernando VII y lo que querían era que España no se sumiese de nuevo en las tinieblas del absolutismo. Por cierto, que tan más francés es era el apellido Borbón de Fernando VII, que el corso de Bonaparte.

Francisco de Goya


Durante todo el siglo XIX la división continuó isabelinos frente a carlistas, republicanos frente a monárquicos y más tarde conservadores versus liberales. En todos los casos esta es la manera más sencilla de explicar las cosas. Mediante dos bandos, sin analizar la realidad, mucho más compleja en la que la mayoría de los españoles no se veían identificados con ninguno de los dos bandos. Pero entonces, ¿dónde deberían colocarse esos españoles en los libros de historia? 

El "Abrazo de Vergara" supuso un cierre en falso de la Primera Guerra Carlista (o Guerra de los Siete Años). Los oficiales carlistas se integraron en el ejército y este lastre (desde el punto de vista logístico y organizativo, no personal) fue arrastrado por el ejército hasta la reforma militar promulgada por la II República


En el siglo XX la Guerra Civil marca claramente el momento álgido en la teoría de las dos Españas. Pero ni siquiera en ese momento me parece válida. Ninguno de los dos bandos fue homogéneo, ni siquiera el que más presumió de ello, el bando franquista. En él se integraron carlistas, alfonsinos, falangistas, republicanos de la CEDA… ¿puede haber mayor contrasentido? Meter en el mismo saco a un carlista que a un alfonsino, o a cualquiera de ellos junto a un republicano de la Confederación Española de Derechas Autónomas.

Lluis Companys en prisión a finales de 1934. Contra la República se conspiró desde todas partes: la derecha, la izquierda y los nacionalismos periféricos


Enfrente estaban republicanos de izquierda, socialistas, comunistas, anarquistas, nacionalistas… 

Dentro de cada bando se produjeron también sus propias “guerras civiles” la más conocida la que protagonizaron en el bando republicano anarquistas y troskistas frente a comunistas, que describe muy bien Orwell en su “Homenaje a Cataluña”.

Homenaje a Cataluña es de lectura imprescindible para aquellos interesados en la Guerra Civil. Orwell relata su propia experiencia en el frente de Aragón y en los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona


En la Guerra Civil se enfrentaron tres modelos de estado (y no dos). Dos autoritarios uno de derechas, el que triunfó, y otro de izquierda liderado, por el PCE. El tercero era un modelo de república democrática. 

Franco no logró homogeneizar su bando hasta la primavera de 1937, a pesar de que desde el 1 de octubre de 1936 ya era Generalísimo. Con José Antonio Primo de Rivera fuera de juego, la Falange fue fácilmente sometida. Algo más costó hacerse con el control de los carlistas, para lo que tuvo que quitarse de en medio a Fal Conde. A Gil Robles, líder de la CEDA, lo mantuvo "desterrado" en Portugal.

El Partido Comunista de España era una fuerza residual en febrero de 1936, cuando se produjeron las elecciones que dieron la victoria al Frente Popular, entonces liderado por un PSOE dividido en, al menos, tres facciones. Pero el devenir de la guerra y la (única) “ayuda” de la URSS a la República dieron alas a los comunistas, que empezaron a exterminar toda disidencia llegada desde la izquierda, especialmente el anarquismo. La CNT estaba muy arraigada en España, pero durante el conflicto se vio muy debilitada al caer sus principales bastiones (excepto Barcelona) como Cádiz, Vigo o Zaragoza en manos sublevadas. Otro duro golpe para el anarquismo fue la muerte de su líder más carismático, Buenaventura Durruti, en extrañas circunstancias en el frente de Madrid, en la Ciudad Universitaria.

Buenaventura Durruti fue el gran líder del anarquismo español. Con su muerte el movimiento acabó prácticamente desapareciendo


El tercer modelo era una república democrática. Los defensores de ésta no tuvieron más remedio que aliarse con aquellas fuerzas que, a pesar de no creer en la República, estaban siendo atacadas directamente por los que se sublevaron contra ella, aunque conviene recordar que anarquistas, nacionalistas o comunistas también se habían levantado contra la República en diferentes ocasiones, (Casas Viejas, sublevación de Asturias, Proclamación del Estado Catalán por Lluis Companys). Como veis, la Guerra Civil Española fue un conflicto demasiado complejo como para poder resumirlo en una lucha entre dos Españas.

La constitución de 1931 es un texto que sigue sorprendiendo por su modernidad... aún 80 años después 


La dictadura franquista desembocó en una transición, para muchos modélica, no para mi (pienso que merece un post aparte). Tras los primeros años de confusión política y social, a finales de los ochenta las aguas volvieron por el cauce de las dos Españas que tanto interesa a algunos. Al contrario de lo que sucediera en la Guerra Civil, el PSOE ganó la partida al PCE, y por la derecha el PP ocupó el espacio dejado por el centro derecha de UCD. Ya teníamos de nuevo España dividida en dos trincheras y ahora sólo había que cavar para hacerlas más profundas, haciendo creer a los ciudadanos que esto es lo mejor y que no se puede estar en medio, que esa es la tierra de nadie y como en la Gran Guerra el que se quede allí caerá abatido por el fuego cruzado.

La lección que podemos extraer en los albores del siglo XXI es que ahora tampoco hay sólo dos Españas. No puede ser. No podemos estar obligados a elegir entre lo malo y lo peor. Políticamente, este país tiene muchas más posibilidades que la diestra y la siniestra o los nacionalismos periféricos, que sólo se miran al ombligo y entran en el juego del pacto parlamentario para sacar más dinero para sus respectivas regiones, sin importarles lo más mínimo lo que suceda al otro lado de la linde. 

Las leyes benefician claramente este sistema bipartidista nacido de la Constitución de 1978, por eso hay que cambiar la ley electoral, para que el voto de todos los españoles valga lo mismo. Ni es justo, ni es democrático, ni me atrevería a decir que es constitucional. No puede ser que haya partidos a los que un escaño les cueste 470.000 votos y a otros sólo 50.000. Eso hay que cambiarlo y además ya. Me cansa oír hablar sólo a los periodistas que están en uno u otro bando, me cansa ver televisiones en las que sólo se da caña al adversario. Me hastía ver como se “sacan a pasear” con el mayor descaro los muertos y desaparecidos de la Guerra Civil sólo cuando conviene. O llegamos pronto a la “mayoría de edad democrática” o nos costará mucho salir de este agujero en el que estamos metidos.