martes, 23 de noviembre de 2010

Zapatero es más listo que el hambre

Alfredo Pérez Rubalcaba es el hombre del momento. Los medios de comunicación de diestra y siniestra se han liado la manta a la cabeza y han empezado a hacer encuestas sobre su condición de delfín de Zapatero. Que si los votantes del PSOE lo prefieren a ZP como candidato, que si El Mundo empieza a sacar sus trapos sucios, que si es un gran estadista, que por el otro lado dicen que es un gran charlatán.
José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba en el Cogreso en 2010

Todos han mordido el anzuelo.

Rubalcaba lo que en realidad quiere es retirarse. Y Zapatero lo que quiere es seguir en la silla. Él no sirve para otra cosa, en realidad, ni siquiera sirve para ser presidente de gobierno, pero de momento está ahí ¿alguien se imagina el futuro de Zapatero después de ser presidente? (yo le veo en la teletienda vendiendo productos inservibles a precios astronómicos)

¿Cuál es su plan? Muy sencillo. A poco que mejore la situación económica, el tanto se lo apuntará, pero como esto no parece que vaya a suceder (en los presupuestos de 2011 el gobierno mismo ha previsto un paro del 19% y la crisis de Irlanda tiene toda la pinta de contagiarnos a nosotros), su gran baza es la de acabar con ETA. Bueno más bien que parezca que ha acabado con ETA. 

Si el plan fracasa, la culpa será de Rubalcaba. Él será el que lleve la voz cantante en la inevitable negociación y por lo tanto culpable si el plan falla (personalmente creo que eso será lo que suceda). Pero no nos olvidemos que si funciona, José Luis Rodríguez Zapatero se presentará ante la opinión pública como el hombre que acabó con ETA y claro con ese crédito, como no presentarse a la reelección.

Lo malo de todo esto es que, como siempre, el bien de los ciudadanos no aparece por ninguna parte. Eso no importa. Lo importante es mantener el puesto. Las prevendas. Los coches oficiales. Todo lo que conlleva estar en la silla… ¿y a los 4,6 millones de parados? Pues que les den… formación y 420 euros al mes y así les sacamos de las listas del inoperante INEM. Hoy mismo he escuchado a Jesús Caldera (un damnificado de Zapatero) decir que lo que mide el paro es la EPA y no los datos del INEM, impresionante oir esto en boca de un ex ministro de trabajo socialista. Pero así son las cosas, hoy digo una cosa y mañana la contraria y no pasa nada, nunca pasa nada... o eso se creen ellos.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Sobre España y el español


 El pasado 18 de noviembre la diputada Rosa Díez le pidió al presidente del gobierno "que se comportara como un patriota". En ese momento recibió el abucheo de la bancada socialista. Este suceso, aparentemente banal, me ha animado a escribir sobre el uso del lenguaje, del que publicaré una serie de post. 


Comencemos.

No por estar (ideológicamente) enfrente de los nacionalistas tengo que restar méritos a su estrategia. Llevamos más de 30 años de democracia y en este tiempo sus planes han funcionado como un reloj, consiguiendo numerosos objetivos.

Me explico. Denominar al idioma en el que ahora escribo español, constituye en algunas regiones de nuestro país, poco menos, que una provocación. De eso se han ocupado los políticos y no los filólogos. La RAE, que no es otra cosa que la Real Academia Española, define a la lengua de Cervantes como español y al castellano como el dialecto que se habla en Castilla, por lo tanto un asturiano o un andaluz, no hablan castellano, sino español. También es cierto que en sus últimas ediciones la RAE ha tenido que "ceder" ante lo políticamente correcto y ha introducido una acepción en la que equipara español y castellano. 


En este problema, como en tantos otros, nos metieron nuestra querida Constitución de 1978, que en su Artículo 3 dice:

1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. 

Castellano no, mis queridos amigos, español. El problema es que la que nos han vendido siempre como intachable transición a la democracia, tiene más agujeros que un queso de gruyere, pero debemos siempre referirnos a ella con admiración y casi reverencia. Para evitar altercados, el consenso y la moderación hizo que los "padres de la constitución" cedieran en un montón de cuestiones importantes. Lo mismo sucede con el vocablo nación.

Otra palabra que produce alergia a cualquier nacionalista es España. Si existiese un manual del buen nacionalista diría: "hay que evitar mencionarla y si se hace, siempre como último recurso, se dirá estado español" (parece que las minúsculas restan importancia al término).

El absurdo llega a la paranoia cuando se emplea el término nacional. No, no y no. Nacional era el bando de Franco (según el propio Franco, de eso ya hablaremos...) y por lo tanto cualquier "progre" que se precie jamás utilizará la palabra nacional. Sólo los nacionalistas la emplean, pero para referirse a su ámbito territorial y no al de todos los españoles. Pero por si esto fuera poco el más "progre" de todos, el que preside el consejo de ministros y guía su política por los golpes de efecto, es capaz de perder el tiempo en cambiar el nombre del Instituto Nacional de Meteorología por Agencia Estatal de Meteorología. Y todo eso mientras atravesamos la peor crisis económica de nuestra historia reciente. Un cambio de este tipo implica un desembolso económico significativo. Hay que cambiar la web, toda la cartelería, las tarjetas de visita, todo papel con el sello oficial del organismo, carnets del personal, sobres... ¿para qué? ¿Van a predecir el tiempo que hará de manera más eficaz con el nuevo nombre?

Supongo que ahora que estamos inmersos en plena campaña electoral en Cataluña y José Montilla está en un momento en el que reniega de todo lo que suena a nacionalista, soberanista o independentista propondrá cambiar el nombre del Museo Nacional de Cataluña. Me parece que me he pasado. Eso sería demasiado. Por lo tanto está claro que la misma palabra suena bien o mal en función de quien la pronuncie y dónde. Esto es muy fuerte. Pero señores, España es así o mejor dicho alguien la está haciendo así. En nuestra mano está cambiarlo. Empecemos por no resignarnos con el lenguaje que nos quieren imponer.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Sahara Occidental: un conflicto olvidado

La represión desmedida con la que Marruecos ha arrasado el campamento de protesta que los saharauis había levantado a las afueras de El Aaiún, ha traído de nuevo a la actualidad el conflicto que se vive desde 1975 en el Sahara Occidental, la antigua colonia (y después provincia) española.





Este es un conflicto con muchas similitudes a otro completamente olvidado por la opinión pública: Timor Oriental. Un problema que parece preocupar sólo a los portugueses, la antigua metrópoli. Me entristece ver como los medios de comunicación, y por extensión los grandes partidos políticos, sólo se preocupan de estos conflictos cuando hay muertos.

Antecedentes


En el Sahara Occidental no había nada. España ocupó la región por lo que podíamos llamar prestigio internacional, con un pequeño destacamento tras la victoria de Prim en la que podríamos llamar Primera Guerra de Marruecos. Tras la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas no quedaba Imperio Colonial. Las potencias europeas habían puesto sobre la mesa el reparto de África en la Conferencia de Berlín de 1888 y España ni estuvo ni contó en le reparto de África. Sólo pudo ocupar Sidi-Ifni y el Rif.

Con el banco pesquero y los fosfatos (nunca he sabido muy bien para qué sirven los fosfatos) como único atractivo, además del citado “prestigio internacional”, España permaneció en el Sahara más de lo debido. Tanto, que ni siquiera la independencia de Guinea Ecuatorial (1968) animó al régimen a descolonizar el Sahara. Y entonces vinieron los problemas.

El hábil Hassan II organizó la llamada “Marcha verde” y ocupó pacíficamente la región, algo que con la fuerza le hubiese costado muchas vidas. Con Franco agonizante, hablamos de los primeros días de noviembre de 1975, España admitió la política de hechos consumados y dejó tirado al pueblo saharauí, que por entonces lo conformaban unas 150.000 personas, según el censo realizado por el gobierno español. Con la opinión en contra del ejército, al que no sentó nada bien la retirada, España salió de nuevo derrotada ante Marruecos (otro día hablaremos de las guerras entre España y Marruecos y cómo la balanza cae claramente de parte de los marroquíes).

Algunos saharauis se organizaron militarmente en el Frente Polisario que empezó una guerra con Marruecos. Mauritania, a la que se había asignado en un tratado la parte sur del país, renunció rápidamente a sus “derechos”, un país tan pobre no se podía permitir una guerra. Argelia se puso desde el primer momento de parte del Polisario, les brindó bases en su territorio la actual Tinduf, y eso le sirvió a Marruecos de excusa ante Estados Unidos para evitar que el “peligro rojo” (el régimen argelino estaba apoyado por la Unión Soviética) obtuviera una salida al Atlántico.

Con mayor o menor intensidad el conflicto se extendió hasta 1991. En aquellos años (en los que yo estaba en la facultad), pensé que el conflicto se solucionaría. Iluso de mi, he de reconocer que China también se abriría cuando los estudiantes ocuparon Tian´anmen, como veis era todo un visionario. El caso es que se firmó la paz entre las partes con el auspicio de la ONU y se acordó que en febrero de 1992 se haría un referéndum de autodeterminación con el último censo español.

Desde entonces hasta ahora la diplomacia marroquí ha conseguido lo que quería. Seguir con la política de hechos consumados. Aplazar el referéndum sine die y continuar colonizando el Sahara Occidental con población marroquí, para que si en algún momento no queda más remedio que realizar el referéndum, tener la seguridad de que está ganado.

España ante el Sahara


Ante este negro panorama: ¿qué ha hecho España? Pues entre nada y nada de nada. Durante la etapa de Felipe González, la izquierda moralmente se sentía al lado de los Saharauis, pero todos sabemos la “debilidad” que el ex presidente siente por Marruecos, Con lo cual laissez faire laissez passer. La posición del PP en la etapa de Aznar siempre fue más beligerante con Marruecos, recordemos Perejil, pero defender al Polisario, esa pandilla de izquierdosos, era otra cosa. Y de Zapatero qué decir...

Hoy escuchaba a Gustavo de Arístegui, portavoz de la Comisión de Exteriores del PP en el Congreso, decir que España debe de adoptar una “neutralidad activa”. Solemne tontería. Juego de palabras a la altura de la diplomacia española. Me recordó mucho a la posición de “No beligerancia” del gobierno de Franco en la II Guerra Mundial. Me apena que este hombre, con una amplia experiencia como diplomático en el mundo árabe, diga esto ¿tendrá algo que ver su situación personal? su pareja es marroquí.


Siempre he pensado que la neutralidad no sirve de nada. En esta vida hay que significarse y de paso ponerse del lado de los que moralmente tienen razón. El Sahara nunca ha pertenecido a Marruecos. La mayor parte de los saharauis no quieren ser marroquíes. Pues salgamos a la calle y gritémoslo. Aunque sirva de poco, políticamente, al menos el pueblo saharaui no se sentirá solo.

Me apena saber que España no pinta nada en los organismos internacionales. Esta opinión, corroborada con amigos que trabajan en algunos de ellos y que merece un artículo aparte, viene a colación del Sahara. Nunca hemos presionado lo suficiente en Naciones Unidas para que se oiga nuestra voz. Ni en este problema, ni en ningún otro. Si nuestros soldados son suficientemente buenos para morir en Irak, en Afganistán, en el Líbano, en los Balcanes… nuestro gobierno debería tener la fuerza moral y diplomática suficiente para decir, basta. Hay que enviar inmediatamente una fuerza internacional al Sahara Occidental, liderada por nuestro país, y poner orden allí, como no supimos hacer en 1975. Desgraciadamente esto suena demasiado utópico.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Y ahora Bush dice: “Yo no quería”

Cada día que pasa me divierto más escribiendo pero es que lo que pasa en el mundo es de traca. Pero como se le ocurre al pazguato de George W. Bush decir en el libro que acaba de publicar y que seguro que le ha escrito un negro (en el sentido literario del plagio, no en el afroamericano), que él no quería invadir Irak.

George W. Bush en una imagen oficial como 43º presidente de los Estados Unidos

 


Lo peor de todo es que seguramente tiene razón. Pero como no pintaba absolutamente nada en el gobierno de su país, su amiguito Dick Cheney, el multimillonario que de verdad tomaba las decisiones, le debió decir algo así: “venga George, que vas a salir la mar de bien en la tele con tu chupa de aviador en la cubierta de un portaaviones nuclear. Tenemos una misión que cumplir”.

 

Lo malo es que la guerra de Irak ha sido más larga que la Segunda Guerra Mundial… y esto todavía no ha terminado, a pesar de lo que nos cuentan. Esta guerra no se produjo por el petróleo. No nos equivoquemos. De hecho todavía Irak no produce, ni de lejos, los barriles que producía en época de “Satán José Luis” (el copyright es de Gomaespuma, no es mío). Lo que Estados Unidos necesitaba desde el final de la Guerra Fría y la Primera Guerra del Golfo era “mover” su industria armamentística, uno de los motores de la economía norteamericana.

 

Como digo, desde que acabó el peligro rojo y cayó el muro, perdió todo el sentido la construcción y desarrollo de grandes “máquinas de guerra”. Ya no hacía falta que la industria siguiese investigando para desarrollar nuevos y mejores submarinos nucleares capaces de arrojar sus misiles más lejos, EEUU ya tenía los mejores. No era necesario que se investigasen nuevos aviones más rápidos y con más autonomía, los suyos eran los mejores y nadie tenía capacidad de hacerlos mejor (ya veréis como dentro de poco nos empiezan a hablar de los chinos). Para qué querían los norteamericanos más y mejores portaaviones, si ya tenían la flota más poderosa del mundo, ¿entonces?. La máquina no se podía parar. Hacía falta una guerra y además fácil, rápida y con pocos muertos, que quedan muy mal en la tele (en época de Bush se prohibió retrasmitir por televisión la llegada de féretros en los aviones que venían de Irak). Unos cuantos millones de dólares para reactivar la industria, aunque sólo fuese en consumibles. El coste medio por soldado desplazado a Irak por año ronda el millón de dólares, teniendo en cuenta que el contingente rondaba los 150.000 hombres, echad cuentas. No todos son cabezas nucleares.

 

Se preparó el terreno desde el punto de vista mediático (nada ha cambiado desde el hundimiento del Maine en la Habana en febrero de 1898). Que si Sadam es malo malísimo. Que si mira lo que les hizo a los kurdos, a que se lo hizo en la guerra contra Irán (1980-1988) y nosotros les vendimos el armamento y los gases… bueno de eso no se acordará nadie, total también se lo vendimos a los iraníes (caso Irán/Contras). De hecho estoy tan convencido de que esto es así, que pienso que los norteamericanos ya se estaban preparando su siguiente intervención, Sudán (¿recordáis el bombardeo a una fábrica de medicamentos y la campaña en los medios?). Pensaban que la guerra sería corta y que la industria armamentística tendría con Irak, sólo para ir tirando.


Pero algo salió mal o no tanto, desde el punto de vista de la industria. A corto plazo los planes se cumplieron. En semanas y con poquísimas bajas se controló un país de tamaño medio y sobre todo plano. Ideal para el movimiento de tanques y los ataques aéreos. Con lo que no contó nadie en el Pentágono, y si alguien lo pensó, no se le escuchó, fue con la postguerra.

 

Unos cuantos miles de norteamericanos muertos, pero sobre todo más de 100.000 civiles asesinados en atentados continuos y, para colmo, la losa de las torturas y vejaciones a prisioneros son el balance de esta guerra.

 

Lo de las armas de destrucción masiva un “chiste” tan malo, como que los españoles volamos el Maine. Al menos de eso el Congreso de los Estados Unidos pidió perdón, aunque casi un siglo después.

 

Tras la invasión de Irak vivimos en un mundo mucho más inseguro. El final de la Guerra Fría no nos ha traído la tan ansiada paz y estabilidad mundial (que nadie se equivoque no digo que la guerra fría fuera buena… ni Sadam Hussein tampoco). Y de eso la culpa la tiene un solo hombre, aunque ahora quiera rehabilitarse. El que tenía, legalmente, la capacidad de declarar la guerra. Su nombre: George Walker Bush. 

martes, 9 de noviembre de 2010

Infalibilidad papal


Las declaraciones de Benedicto XVI en el vuelo de camino a España, ponen de manifiesto nuevamente el distanciamiento entre iglesia y gran parte de la sociedad civil.

 

La infalibilidad papal es uno de los dogmas de la iglesia. Afortunadamente se refiere sólo a las declaraciones que el Papa hace excatedra, por lo tanto como el otro día estaba de pie en un avión camino de Santiago de Compostela, sus palabras sobre la España actual, comparándola con la de los años treinta, quedan fuera del dogma. Los católicos pueden estar tranquilos.



Y digo esto porque el Santo Padre se equivocó de medio a medio. Se equivocó porque anticlericalismo y laicismo no es lo mismo, sino más bien son posiciones antagónicas. El laicismo garantiza la neutralidad y la libertad religiosa, cosa que no hace el anticlericalismo. Por otro lado, el Papa se equivoca al situar el anticlericalismo español en la década de los treinta. Precisamente en la ciudad que después visitó, Barcelona, se produjeron importantes quemas de iglesias y conventos en 1909, durante la Semana Trágica, mientras España era una monarquía parlamentaria. Está claro que durante la Segunda República también hubo mucha yesca, bajo el lema de que “la única iglesia que ilumina es la que arde” (no me negaréis que el lema es ocurrente), pero ese sentimiento anticlerical venía de antiguo y estaba “apoyado” en una iglesia anquilosada en el pasado, distante de la ciudadanía, que dio soporte en 1923, al igual que la corona, al golpe de estado de Primo de Ribera que acabó con el sistema parlamentario.

Entonces, ¿a qué vienen estas declaraciones del Papa? Alguien, quizás Rouco y sus secuaces, se lo aconsejaron. Que si Zapatero está acabando con la familia, que si este gobierno es la reencarnación de la FAI, la CNT y el PCE de 1936 todo junto y multiplicado por mil… Lo que yo creo es que la iglesia sigue un imparable camino de alejamiento de la sociedad. A cada paso que da se aleja de un colectivo, cuando condena el uso del preservativo o no reconociendo el matrimonio entre homosexuales, por no hablar de la ausencia total de evolución interna, ¿por qué las mujeres no se pueden ordenar sacerdotes? ¿Por que los curas no se pueden casar?

De todos modos, desde mi ateismo practicante, he sido siempre un férreo defensor de la religión católica ¿contradicción?, no, coherencia. Me molesta mucho cuando se ataca a la iglesia y se la caricaturiza sin venir a cuento, en eso los ingleses son unos especialistas, ¿se atrevería todos esos que desde el falso progresismo caricaturizan a la iglesia a hacer lo mismo con los musulmanes? Está claro que no. El miedo les atenaza porque aquellos no se andan con chiquitas y a Salman Rushdie todavía le están buscando y ya hace 22 años que escribió los “Versos satánicos”.

Mi laicidad me lleva a defender a todo aquel que, desde el respeto, quiera practicar su religión… otra cosa es cuando me quieren atacar a mi (..con esto de la laicidad agresiva, que no, que yo no soy agresivo)

Para terminar, lo dicho no justifica la ausencia de nuestro presidente en el recibimiento al Papa, ya que mientras Razinger decía esto, Zapatero estaba de visita en Afganistán con dos de sus ministras. El Papa es un jefe de estado que se merece el mismo respeto que cualquier otro, Y a todo esto, Rajoy, ¿dónde está Rajoy? Creo que el próximo post, si la actualidad me lo permite hablaré del “gallego desaparecido”.   

lunes, 8 de noviembre de 2010

El colmo de la desvergüenza

Hace unos días estuve en el circuito de Montmeló viendo las carreras y, de paso, a unos cuantos buenos amigos. Tuve ocasión de rememorar viejos tiempos y charlar con un montón de gente. Una de las personas que conocí fue un pilotillo de esos que les gusta el 4x4. Hasta ahí todo normal. Lo malo es que nos contó su próxima aventura: se disponía a salir rumbo a Malí, para entregar allí un “cargamento” de ayuda humanitaria (lo de cargamento es de risa, porque si descuentas el equipaje para la excursión y los recambios/herramientas, podéis imaginar los pocos medicamentos que caben en un todoterreno). Mantuvimos una corta conversación que fue, más o menos, como sigue: 

Piloto: “…ya sabes una ruta 4x4 fantástica y de paso echar una mano”

RT: “¿Pero no sabes como están las cosas por allí? Malí es un lugar realmente peligroso”

Piloto: “No creas, hay más secuestros en España que en Malí, los medios de comunicación lo exageran todo. Además, ¿sabes que Nueva Zelanda no recomienda viajar a España? Aquí también hay un grupo terrorista.

RT: (Sin palabras) (*)

Ciertamente pensaba que con la historia de Roque Pascual y Albert Vilalta a todos estos aventureros de medio pelo con tarjeta oro de Coronel Tapioca se les habían pasado las ganas de hacer estos viajecitos, pero no. Todavía quedan gilipollas capaces de jugarse la vida en el Sáhel por hacer una excursión en 4x4, colgar unas fotos en facebook y presumir de lo solidarios que son.

Si sólo se jugasen la vida, sería SU problema, pero tenemos un gobierno de mentecatos(**), que es capaz de saltarse la ley y pagar un rescate de varios millones de euros. Por lo tanto el problema es de todos. Con lo que se ha pagado se pueden comprar decenas de miles de kalashnikov (si has leído bien, no me he equivocado en el dato) con los que armar a todo un ejército con el que controlar una de las zonas más pobres y despobladas de África.

Y para colmo vuelvo a Madrid y a los pocos días leo esto:


¿Pero es que no queda vergüenza en el mundo?

Estos tipos van a Senegal emulando a los pilotos del París Dakar (que por cierto ya no se corre por allí por culpa del terrorismo), y lo de la ayuda humanitaria no es más que un barniz. No es curioso que no haya caravanas de estas que vayan a Chad, Sudán o Somalia (donde seguro que hace mucha más falta la ayuda que en Senegal o Mauritania), claro allí el paseo en menos bonito. Se juegan el tipo y después le piden pasta al Estado, que no dejamos de ser todos los españoles. Y claro, como ha sonado muy mal y el tal Vilalta encima está forrado, pues a las pocas horas emitió un comunicado diciendo que la compensación económica la iba a donar a ayuda humanitaria. Esto es tan absurdo, que sería el guión perfecto para un chiste de Faemino y Cansado... de no ser porque es real.

Si de verdad quieren ayudar no hay más que dar ese dineral que se gastan en camionazos y todoterrenos de última generación (llenos de pegatinas a lo Ari Vatanen) a organizaciones serias como la Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras… estos si que sabe qué hacer con el dinero.

Ser español en una zona conflictiva es una auténtica lotería para cualquier grupo terrorista.

(*) Me he molestado en visitar la web del ministerio de Asuntos Exteriores Neozelandés y de esa recomendación no he visto nada de nada, sólo una mención genérica de precaución para toda Europa.

(**) Por si había alguna duda, un mentecato es una persona falta de juicio. Ahí dejo la reseña en una de mis páginas favoritas.
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=mentecato

martes, 2 de noviembre de 2010

La Batalla de Inglaterra

La lectura ayer de un artículo de Rosa Díez, en el diario El Mundo, en el que citaba a Neville Chamberlain, me ha hecho recordar que en estos momentos se cumplen setenta años de un acontecimiento que trasformó el mundo. La batalla de Inglaterra.

Puede sorprender este quiebro en la línea argumental del blog, pero la opinión de muchos de vosotros me ha hecho incluir un poco de historia en entre mis artículos.

El 11 de mayo de 1940 un sexagenario, que llevaba cuatro décadas ocupando altos cargos en el gobierno británico (ya en 1905 fue viceministro para las colonias, luego ministro de comercio, primer lord del almirantazgo, ministro de la guerra…), fue propuesto por el rey para el cargo de primer ministro, sustituyendo al mencionado Chamberlain (aquel que en septiembre de 1938, tras dejar tirada a Checoslovaquia, declaró que había conseguido “la paz de nuestro tiempo”). Dos días después, el 13 de mayo Winston Churchill pronunció uno de sus más famosos discursos en la Cámara de los Comunes. No prometió a su pueblo “brotes verdes”, ni le mintió diciendo que la victoria estaba cerca. Sólo dijo la verdad, sólo pudo prometer “sangre, sudor y lágrimas” “Blood, toil, tears and sweat”, en la traducción española de la famosa frase se ha eliminado la palabra esfuerzo… ¿por qué será? 



La situación de Europa


En esos momentos se estaba decidiendo el futuro de Europa. El mayor ejército del mundo, el francés, se colapsaría en sólo seis semanas ante el empuje de la Wermach. Holanda y Bélgica cayeron en unos días. Los aliados se retiraron de Noruega en Narvik, el único lugar donde fueron capaces de derrotar a los alemanes. El siguiente objetivo en el punto de mira de Adolf Hitler era Gran Bretaña, que “sólo” contaba con el apoyo de si Imperio.


Estados Unidos todavía no había entrado en guerra, aunque ya apoyaba a los ingleses con financiación y material de guerra de segunda mano. La Rusia de Josif Stalin era nominalmente aliado de Alemania y en esas semanas estaba devorando a los Países Bálticos, después de su fiasco en Finlandia, a la que no pudo derrotar. Solamente Gran Bretaña se mantenía en pie frente al III Reich, defendiendo los ideales de la democracia occidental. Y contra todo pronóstico, Gran Bretaña venció.

Esa victoria se puede explicar con razones tecnológicas: el uso del recién inventado radar, las cualidades técnicas de los cazas Spitfire y Hurricane británicos frente a las carencias de los bombarderos ligeros alemanes BF110 y Heinkel 111 o la falta de autonomía de los cazas Messersmith BF109 y su incorrecto uso por parte del estado mayor, que los empleó como escolta de los bombarderos y no en labores ofensivas, donde hubieran hecho mucho más daño a los ingleses.

Messersmith BF109

Churchill frente a Hitler


Pero la verdadera razón del éxito británico (y verdadero motivo que me ha impulsdo a escribir sobre ello) hay que buscarla en el enfrentamiento directo entre Adolf Hitler y Wiston Churchill. El primer ministro inglés fue mucho más listo que el hasta entonces invencible führer. Le golpeó donde más le dolía: en su orgullo. Cuando mayor era la presión sobre las fábricas y aeródromos británicos, cuando más estrangulados se encontraban los hombres de la RAF, Churchill ordenó bombardear Berlín el 25 de agosto. Un raid sin sentido estratégico. Hubiese parecido más lógico utilizar esos aviones en atacar a los barcos alemanes que esperaban al otro lado del Canal para poner en marcha la Operación León Marino, e invadir la isla. Pero el primer ministro quería provocar a su rival y Hitler mordió el anzuelo. La jugada costó la vida de miles de civiles, pero el objetivo se consiguió. En un discurso el 4 de septiembre de 1940 Hitler juró venganza y dijo que Londres sería borrado del mapa. Su orgullo marcaría el principio del fin de la Alemania Nazi.


Por primera vez en la historia, en una batalla crucial no hubo ni unidades terrestres ni navales. En la Batalla de Inglaterra solamente participaron aviones (si exceptuamos las piezas antiaéreas) y esos aviones fueron decisivos para evitar que Alemania ganase la Segunda Guerra Mundial.

Supermarine Spitfire

Nuevamente Churchill volvió a pronunciar una frase para la historia: “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, (Never in the field of human conflict was so much owed, by so many, to so few) en referencia a los jóvenes pilotos de la RAF que detuvieron a los nazis.

Nota 1: entre el 10 de julio y el 26 de octubre de 1940 fueron derribados 915 aparatos de la RAF, frente a 1.733 aviones de la Luftwaffe (según cifras propias de cada bando)

Nota 2: Wiston Churchill a Neville Chamberlain: "Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor, y además tendréis la guerra".

(“You were given the choice between war and dishonour... you chose dishonour and you will have war”)