Pedazo de ministra de sanidad que tenemos. Todo un personaje. En la primera rueda de prensa como tal, apareció con su elegante pulsera “power balance”. Para el que no conozca el aparatito en cuestión, se trata del típico “engaña bobos” que promete cualidades curativas, que gracias a su milagroso magnetismo crea un equilibrio emocional y bla, bla, bla y nosequémás… Todo un ejemplo de la elevada talla intelectual de la ministra Pajín.
Leire Pajín fue nombrada ministra de sanidad en la última remodelación del Consejo de Ministros |
La otra cuestión por la que me he acordado de Leire es por la traída y llevada ley antitabaco, con la que puedo estar de acuerdo en el contenido, pero nunca en la forma de llevarla a cabo.
En 2006 se aprobó una ley por la que se obligaba a los restaurantes que querían tener una zona de fumadores a crear “peceras” para aislar a estos del resto del público. Muchos fueron los hosteleros que hicieron la inversión para poder ofrecer este servicio a sus clientes. En algunos casos más de 30.000 euros de obra, que ahora no sirven para nada, no solo eso, si quieren desmontar las “peceras”… a pagar de nuevo. Este es un caso más en el que se ve claro que nuestros políticos no piensan demasiado ni en sus ciudadanos, ni en las consecuencias que tienen sus actos o mejor dicho las leyes que aprueban. Europa y el resto del mundo occidental va en el camino de restringir el consumo de tabaco en lugares públicos, de eso no me cabe ninguna duda y, además, creo que es lo correcto. Lo que no está bien es cómo nos estamos acercando a Europa o como nos estamos convirtiendo, como tantas otras veces, en más papistas que el Papa. Tenemos una de las leyes más restrictivas del Viejo Continente. Lo suyo hubiera sido hacer esta misma ley desde el minuto uno. Sin más. Sin medias tintas ni “peceras” de por medio. Ahora en plena crisis económica, esta ley ha sido un mazazo para muchos hosteleros.
Ni siquiera cuando acudió a entrevistas como esta, hecha por Iñaki Gabilondo, la ministra prescindió de su pulsera |
Pero la polémica no acaba aquí. Qué pasará cuando con la llegada del buen tiempo la “legión de fumadores” salga a la calle a echar el pitillo a las dos de la madrugada. Las calles estarán repletas de fumadores en animada charla y entonces vendrán las quejas de los vecinos, que dirán que no se puede dormir y los ayuntamientos, ávidos como están de sacar la chequera de poner multas, se pondrán de nuevo las botas con los sufridos hosteleros (como si ellos tuvieran la culpa de las conversaciones de sus clientes en plena calle).
Al final, nuestros políticos nos querrán en casa. Al estilo europeo. Es mejor no socializarse o, al menos, hacerlo en grupos pequeños. Restrinjamos la capacidad de reunión, no vaya a ser que la gente cambie impresiones, piense en una palabra y se de cuenta de lo mal que lo hacemos (los políticos, claro). Mejor que se queden en casa viendo porno duro (o lo que es lo mismo Gran Hermano 24 Horas).
Por último, quiero compartir un video que he grabado en las calles de Tokio la semana pasada. Espero que no lo vea nuestra amiga Leire, porque si lo ve van listos los fumadores, les prohibirá también fumar en la calle. La verdad es que los japoneses son un poco raros, allí está permitido fumar en los bares y restaurantes, pero no en la calle, donde hay espacios habilitados para fumar… los únicos lugares en los que las aceras están sucias y plagadas de colillas. Está claro que algunas (malas) conductas son comunes en todo el mundo.