jueves, 17 de marzo de 2011

¿Y si Gadafi gana la guerra?

Llevo tiempo esperando a escribir este post. Básicamente porque quería ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. La situación es de lo más interesante (sin que esta palabra reste valor al desastre humanitario que se está produciendo desde hace semanas).

A muchos líderes europeos parece que se les había olvidado que Gadafi es un dictador y que durante muchos años ha financiado el terrorismo internacional


La diplomacia europea no existe. En teoría puede que sí. La laborista británica Catherine Ashton está al frente. Pero la realidad es que Europa no tiene una sola voz de política internacional. En momentos críticos cada estado tira para su lado, trata de arrimar el ascua a su sardina y olvidarse de que pertenece a una organización que se llama Unión Europea. Ya lo vimos con Alemania en la guerra de los Balcanes, cuando se adelantó al resto de la Unión reconociendo a Croacia y Eslovenia como estados. Aquello provocó dramáticas consecuencias.

Van Rompuy y Catherine Ashton representan la inoperancia europea en situaciones de crisis


Tras el éxito de las “revoluciones” en Túnez y Egipto, algunos políticos (europeos) optimistas creyeron que esto se extendería también a Libia y que Gadafi actuaría igual que sus homólogos Ben Ali y Mubarak abandonando el poder. 

Seguramente pensaron que haría lo que Zine el Abidine Ben Ali, el expresidente tunecino, que puso tierra de por medio a las primeras de cambio y se subió a un avión cargado, entre otras cosas, con 1.500 kilos de oro. Su destino: Arabia Saudita, un modelo de protección de los derechos humanos, que ya acogió en su día a personajes de la talla de Adi Amin.


Pero Gadafi no se rinde fácilmente. Los rebeldes comenzaron avanzando con rapidez desde el este y el oeste por la costa en dirección a Trípoli. Gadafi sacó a sus hijos a pasear, con entrevistas amenazadoras en televisión, y comenzó a reclutar mercenarios (algunas informaciones hablaban de sueldos de 1.000 euros diarios) subsaharianos de los sectores más marginales y capaces de vender su lealtad al mejor postor. No serán excepcionales combatientes, pero si que han sido suficientemente eficaces para sembrar el pánico entre la población. Con la ayuda de la aviación y la armada, no hay que olvidar que casi toda la población de Libia vive en una estrecha franja costera, el coronel ha ido recuperando terreno. Los rebeldes están quedando cercados en Bengasi o Tobruck (sólo el nombre de esta ciudad me evoca a los tiempos en que cambió varias veces de manos durante la Segunda Guerra Mundial, aquellos días de feroces combates entre Rommel y Montgomery).

Saif al-Islam Gadafi, hijo del dictador, ha cobrado protagonismo en esta crisis

La pregunta que ahora planteo es clara ¿y ahora qué? Estoy harto de un gobierno timoraro y una Unión Europea poco operativa. No se ha actuado en semanas y no tiene pinta de que se vaya a hacer mucho, todo lo más declarar una zona de exclusión aérea. Pero las guerras no se ganan en el aire y eso lo sabe Gadafi. Al final, la “fiel infantería” es la que ocupa el terreno y el ejercito, que mayoritariamente ha permanecido del lado del dictador (descontando a los desertores), acabará recuperando el terreno. ¿Y entonces qué haremos? Condenaremos la violación de los derechos humanos, lamentaremos las víctimas civiles, impondremos sanciones económicas a Libia (esto ya me suena) y bla, bla, bla… 

Gadafi ha agitado el fantasma del colonialismo para conseguir apoyos contra una intervención occidental


Gadafi ha jugado sus cartas de manera excepcional. Ha resistido cuando tenía que hacerlo. Ha masacrado a sus concidadanos cuando ha tenido oportunidad. Ha metido el miedo en el cuerpo a occidente con Al-quaeda y con oleadas de inmigrantes ilegales llegando en pateras a Italia. Ha manejado al mundo árabe con la idea de que una intervención occidental en su territorio sería una nueva forma de colonialismo. Ha tirado de agenda para poner de su lado a Rusia y China, países clave en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, además de aliados tradicionales como Irán (recomiendo la entrevista de Ana Pastor a Ahmadineyad), Venezuela o Corea del Norte. Y el resultado está ahí. Gadafi está a un paso de conseguir la victoria.


¿Dónde quedarán ahora las condenas de los gobiernos europeos? ¿Ha servido de algo que Francia reconozca a los rebedes como los interlocutores legales del pueblo libio? ¿es operativo tener un Consejo de Seguridad que pasado más de un mes aún no ha tomado ninguna determinación al respecto.

Lo peor de todo son los ciudadanos libios muertos para nada, a los que hemos abandonado a su suerte. De Europa sólo han recibido palabras vacías, un apoyo inútil que no ha servido para quitar de la silla a un cruel dictador. A la hora de la verdad, cuesta mucho que los gobernantes europeos tomen decisiones que pueden llevarnos a un conflicto abierto en un país lejano y que cuesten la vida a nuestros concidadanos (sin embargo cuando a alguien en la Casa Blanca se le antoja bien que invadimos Irak, Afganistan o lo que haga falta).

Trascurrido un tiempo razonable, para que la opinión pública deje de hablar de Libia (cosa que ya está sucediendo con la crisis de Japón), las empresas occidentales volverán a enviar a sus ingenieros al desierto a extraer el gas y el petroleo libio, nuestros políticos volveran a agasajar a Gadafi en recepciones estrafalarias (con jaima descomunal incluida  y despliegue de vírgenes) y las cosas volverán a ser como antes. 

Desgraciadamente en poco tiempo volveremos a ver imágenes como esta


Si eso es así… habremos dado una nueva lección de cinísmo político.

PD No me olvido de Japón. Mucho ánimo a mis amigos japoneses.

3 comentarios:

  1. Ya estamos en guerra. ¿Ahora qué sigue?

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  2. Este artículo está publicado el mismo día en que la ONU aprobó la resolución 1973 (unas horas antes). A pesar de ello y de las misiones aéreas que se han producido en Libia, creo que el post mantiene toda su vigencia. Lo sigo suscribiendo párrafo por párrafo.

    Europa sigue desunida, Alemania dice que no interviene, Francia quiere liderar, Italia tiene miedo a un ataque libio o a las consecuencias de la ruptura de su acuerdo (de 2008) de amistad y no agresión con Libia, Noruega dice que si la OTAN no se pone al mando saldrá de la coalición... Estados Unidos ya ha dicho que no quiere liderar la coalición (y que el objetivo no es Gadafi). España se ha puesto firmes, sin más criterio que ponerse a disposición de lo que nos ordenen.

    "...las guerras no se ganan desde el aire" Si Gadafi no se quiere ir, no se irá (y yo creo que no lo hará). Si los países árabes no intervienen (y no creo que lo hagan) el conflicto se enquistará, incluso corremos el peligro de que Libia se rompa como país.

    Nos habríamos ahorrado mucho sufrimiento y muchos muertos si hubiésemos sido más operativos, más rápidos a la hora de intervenir. Si hubiésemos apoyado a los rebeldes cuando Gadafi estaba acorralado en Trípoli. A ver como salimos ahora de esta. Esto tiene muy mala pinta

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  3. tengo en el horno un post sobre la guerra en la literatura infantil...carne de gallina.

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